CRONICA

Empezamos nuestro día saliendo de Ferreira como es costumbre a las 8 de la mañana. Paramos a desayunar en Castro Riberas de Lea, donde algunos le echaron canela al café, cosa que se hizo notar más tarde.

Nos dirigimos al punto de partida de la ruta por el rio Ferreira en Guntin; salimos por un camino de cemento el cual resbalaba mucho porque aún estaba helado de la noche anterior, este camino discurría por el lado del río. Abandonamos el río y nos adentramos en el monte; pasamos por una iglesia bastante curiosa pues tenía una tumba en el suelo que pertenecía (según Alicia) al reverendo, esposa e hijos. Seguimos nuestra ruta siempre por caminos llenos de hojas de roble también había algún castaño pero lo predominante era el roble.

No me acuerdo el momento exacto de cuando empezó a afectar la canela a nuestro presidente Ángel pues no daba interpretado el GPS y tuvimos que volver varias veces porque no estaba clara la ruta (ruta hecha por un hombre en 2.010 sin ser oficial). Se me olvidaba decir que Ángel ya nos avisara nada más subir al autobús “esta es la ruta de la aventura” y no le faltaba razón.

La ruta fue variada: subimos por un camino lleno de barro, pasamos por un puente de madera medio en ruinas ..

Hubo un momento de la ruta en la cual dejábamos ir a Ángel delante solo y nosotros no dábamos un paso hasta asegurarnos de que él estaba seguro. Casi llegando al final Ángel y Javier tuvieron que ir abriéndonos camino con ayuda de un podón y de una vara. Y vuelta al punto de partida de la ruta.

Hay que hacer un inciso en esta crónica para destacar la labor de Javi como animador (teníamos más agujetas en el estómago de reírnos que en las piernas de andar); parte del camino fue cantando y otra parte haciendo bromas y gracias, también tuvo tiempo de pedir la dimisión del presidente cada vez que se equivocaba.

Por último fuimos a comer al Restaurante O Picato, restaurante situado de forma curiosa detrás de una gasolinera.

Y vuelta a Ferreira.

Vanessa Pigueiras Soto